En cualquier lugar, incluso como papel del aseo, se puede encontrar su biografia, pero ese no es mi pacto, mi pacto es un acto de ruptura.
Es en momento del poeta derrotado al vicio, prostitución y la droga, y solo encuentra hastío, anhelando la belleza.
Once poemas y una dedicatoria a su maestro y amigo Theophile Gautier
La Fuente de sangre
A veces siento mi sangre correr en oleadas,
lo mismo que una fuente de rítmicos sollozos;
la oigo correr en largos murmullos,
pero en vano me palpo para encontrar la herida.
A través de la ciudad, como un campo cerrado,
va transformando las piedras en islotes,
saciando la sed de cada criatura,
y coloreando en rojo toda la natura.
A menudo he pedido a estos vinos
aplacar por un solo día el terror que me roe;
el vino torna el mirar más claro y más fino el oído.
He buscado en el amor un sueño de olvido;
mas para mí el amor es un lecho punzante,
hecho para dar de beber a esas putas crueles.
La metamorfisis del vampiro
La mujer nos decía con su boca de fresa,
ondulante, acechante, entre sierpe y tigresa,
los senos oprimidos a punto de estallar,
estas palabras que ella dejaba resbalar:
"Yo tengo el labio húmedo y conozco la ciencia
que en el fondo del lecho diluye la conciencia.
Enjuga todo llanto la gloria de mis senos
que hacen reír a los viejos igual que a niños buenos.
¡Y soy para quien sepa contemplarme sin velos
la luna, y soy el sol, las estrellas, los cielos!
Tan docta soy amando, queridos sabihondos,
cuando un hombre aprisiono en mis brazos redondos
o cuando a sus mordiscos abandono mi pecho,
frágil y libertina a la vez, que en mi lecho,
gustador del deleite que raya en frenesí,
hasta los mismos ángeles se perdieron por mí.
"Cuando toda la médula succionó de mis huesos,
y sobre ella rendido quise darle mis besos,
advertí que en sus flancos —todo fue en un momento—
resbalaba un humor viscoso, purulento.
Cerré entonces los ojos de frío y de terror,
y al abrirlos de nuevo al vivo resplandor,
junto a mí, y en lugar del maniquí gozado
que parecía haberse ya de sangre saciado,
temblaba un esqueleto, produciendo un crujido
como el de esa veleta que da un agrio chirrido,
o el rótulo hecho trizas del umbral del infierno
tremolando en el viento de una noche de invierno.
La Fuente de sangre
A veces siento mi sangre correr en oleadas,
lo mismo que una fuente de rítmicos sollozos;
la oigo correr en largos murmullos,
pero en vano me palpo para encontrar la herida.
A través de la ciudad, como un campo cerrado,
va transformando las piedras en islotes,
saciando la sed de cada criatura,
y coloreando en rojo toda la natura.
A menudo he pedido a estos vinos
aplacar por un solo día el terror que me roe;
el vino torna el mirar más claro y más fino el oído.
He buscado en el amor un sueño de olvido;
mas para mí el amor es un lecho punzante,
hecho para dar de beber a esas putas crueles.
La metamorfisis del vampiro
La mujer nos decía con su boca de fresa,
ondulante, acechante, entre sierpe y tigresa,
los senos oprimidos a punto de estallar,
estas palabras que ella dejaba resbalar:
"Yo tengo el labio húmedo y conozco la ciencia
que en el fondo del lecho diluye la conciencia.
Enjuga todo llanto la gloria de mis senos
que hacen reír a los viejos igual que a niños buenos.
¡Y soy para quien sepa contemplarme sin velos
la luna, y soy el sol, las estrellas, los cielos!
Tan docta soy amando, queridos sabihondos,
cuando un hombre aprisiono en mis brazos redondos
o cuando a sus mordiscos abandono mi pecho,
frágil y libertina a la vez, que en mi lecho,
gustador del deleite que raya en frenesí,
hasta los mismos ángeles se perdieron por mí.
"Cuando toda la médula succionó de mis huesos,
y sobre ella rendido quise darle mis besos,
advertí que en sus flancos —todo fue en un momento—
resbalaba un humor viscoso, purulento.
Cerré entonces los ojos de frío y de terror,
y al abrirlos de nuevo al vivo resplandor,
junto a mí, y en lugar del maniquí gozado
que parecía haberse ya de sangre saciado,
temblaba un esqueleto, produciendo un crujido
como el de esa veleta que da un agrio chirrido,
o el rótulo hecho trizas del umbral del infierno
tremolando en el viento de una noche de invierno.
5 comentarios:
Espero no llegar tarde.
Déjame que me sirva un café y me ponga cómodo.
Déjame que respire el espacio donde vomitas tus miserias. Quizás en una mezcla de vómitos se pueda encontrar lo inimaginable...
Corazón, que has llegado a ser marchito tan pronto, tan desvalido ah encontrado su camino en el espacio olvidado, en las letras de aquellos que solo me dejaran ver el entretejido de sus palabras, de sus frases que encontraran un hueco en mi ser para ser acunadas, esas que se, encontraré con vos, me quedo sin duda alguna en tu pacto esperando lo más sorprendente.
Beaudelaire anunciaba los símbolos del feroz juego del mundo: ir esparciendo por el aire las burbujas de los impulsos del corazón. Me encanta esta pieza:
"El amor está sentado en el cráneo
de la Humanidad,
y desde este trono, el profano
de risa desvergonzada,
sopla alegremente redondas pompas
que suben en el aire,
como para alcanzar los mundos
en el corazón del éter.
El globo luminoso y frágil
toma un gran impulso,
estalla y exhala su alma delicada,
como un sueño de oro.
Y oigo el cráneo a cada burbuja
rogar y gemir:
-Este juego feroz y ridículo,
¿cuándo acabará?
Pues lo que tu boca cruel
esparce en el aire,
monstruo asesino, es mi cerebro,
¡mi sangre y mi carne!"
besos y mil flores
Bueno, pues ya tengo un rincon mas para seguirte la pista...¡No olvidare el camino! un abrazo grande
Hola, soy poeta y escritor, alcoholico ex bebedor y tengo diagnosticado trastorno Bipolar, cono esos genios como Bodelaire, claro que no soy uno de ellos, demasiado grandes todos ellos.
www.bonanitvalencia.blogspot.com
Don Vito de Corleone.
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