Una vieja cámara perdida en un cajón puede ser el apólogo de la historia de un genio y su mar de imágenes celestiales.
Esta es la historia de uno de esos genios, un vampiro de la luz que escribía imágenes en cristales de 8x10 bañados con bromuro de plata en la luminosa oscuridad de fumaderos de opio o prostíbulos, para el que la historia se guardo una carta en la inasible manga de un sillón escurridizo e invisible tras el alma de la secreta memoria de unas noches con vida eterna que nunca imaginaría publicadas.
Este tipo se llamaba Ernest James Bellocq y nació en 1873 en una familia blanca y rica del barrio francés de Nueva Orleans.
Empezó siendo fotógrafo aficionado antes de instalarse por cuenta propia. Trabajó en Nueva Orleans a principio del siglo XX. Sus trabajos fotográficos versaban sobre paisajes o fotografía industrial de encargo, pero lo que vamos a tratar son otros trabajos, los más personales en el barrio de Storyville (de ahí que viva su historia en este blog), retratando a personajes en los fumaderos de opio y en los ambientes de la prostitución legalizada del barrio rojo.
Murió en 1949 sin el reconocimiento de su obra fotográfica hasta después de su muerte.
Anque después de su muerte, la mayoría de sus negativos y las copias fueron destruidas, buscando la verdadera muerte del artista, que es el olvido, es muy posible que fuera su propio hermano León Bellocq, un austero jesuita.
Él y su obra volvieron a nacer cuando se encontraron unos negativos escondidos en un viejo sofá después de muchos años, en el 58 y por un joven fotógrafo llamado Lee Friedlander, que los rescató y los pudo comprar en 1966 recuperando así su trabajo más reconocido, que consiste en 89 desnudos del año 1912 aprox. de prostitutas de Storyville.
Los positivó, con un respeto infrecuente entre fotógrafos y mediante la técnica del ennegrecimiento directo, todo un prodigio, algunas de esta fotografías están dañadas de un modo deliberado para que no se pudiese identificar a las mujeres, en otras se solucionaba esta cuestión con el uso de máscaras y es así como Bellocq nació de nuevo y con él los rostros y los cuerpos de las putas que reinaban en Storyville.
Fueron objeto de una exitosa exposición siendo inmediatamente aclamadas por su intensidad y belleza únicas y se realizó una publicación titulada “Bellocq : photographs from Storyville, the red-light district of New Orleans”.
Estas fotos marcan una insalvable diferencia entre los desnudos presentes de Courbet o de Delacroix, o cualquier otro artista plástico, el retrato de la joven en mallas recostada en la silla: “ella es real” y ese momento ha sido, ha existido y nosotros lo vemos, como lo viera Bellocq.
A Friedlander se le podría comparar con lo que hiciera Man Ray con Atget o Theo con Van Gogh, no es solo el poder ser sólo después de haber sido.
Su trabajo influyó en fotógrafos como Joel-Peter Witkin.
Tras el descubrimiento de sus fotografías éstas han sido expuestas en numerosos museos a lo largo de todo el mundo.
La mística acerca de Bellocq ha inspirado varias versiones de ficción de su vida, en particular la, de Louis Malle ", "Pretty Baby" , en la que Bellocq fue interpretado por Keith Carradine . También aparece en la novela de Michael Ondaatje , "viene a través Masacre" y vuelve a ser un protagonista de la novela de Peter Everett, "la Mujer Bellocq" . Estas obras toman muchas libertades con los verdaderos hechos de la vida de Bellocq. También es un personaje menor en la novela de David Fulmer , '"Persiguiendo la Cola del Diablo".
Las fotografías de estas mujeres han inspirado a la literatura poética en varias colecciones de poemas, en particular Brooke Bergan de Storyville: Un espejo oculta y Natasha Trethewey en Ophelia Bellocq.
Las Fotografias de Bellocq
Texto de Condevolney
extraído de sus múltiples biografías.
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